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Su primer libro ya ya evocaba en el título la particular aironía de Pratt: Las pulgas penetrantes», una autobiografía de los recuerdos de su infancia veneciana y juventud africana, hasta los días previos a julio del año 67, que más tarde pasó a llamarse «Esperando a Corto ”. Buscando las huellas de sus lecturas y de sus héroes reales e imaginarios, realizó una peregrinación al Pacífico junto con Patrizia Zanotti, y el cuaderno de bitácora se convirtió en «Una cita pendiente». Pratt también adaptó al formato novela algunas de sus obras más célebres: «La balada del mar salado»,»Corto Maltés en Siberia»,» La novela de Criss Kenton «(inspirada en Wheeling) y» Jesuita Joe «
Muchos estudiosos y teóricos han entrevistado y escrito sobre han escrito sobre Hugo Pratt, así como la impronta que el dibujante dejó en ellos. Desde los libros de entrevistas de Dominique Petifaux hasta la biografía de Thierry Thomas, la memoria de Pratt recorre otras páginas de su vida. Porque, caso raro dentro del ámbito literario, la vida aventurera del autor ha sido tan apasionante como la de sus héroes (o antihéroes), en una continua fusión de planos, en los que Pratt es a la vez artista y personaje, narrador mudo y actor sobre un escenario.
La primera exposición fue en Venecia, en 1965. No podemos decir cuál será la última porque siempre hay alguna muestra en vigor en alguna ciudad el mundo. Roma, Milán, Siena, Génova pero también París, Lyon, Lugano, Buenos Aires, Burdeos, Odense, Bruselas. Del mítico Grand Palais al Vittoriano, de Ca ‘Pesaro al Musée de Confluences, del Palazzo Ducale a la Pinacothèque de Paris. Un viaje dentro del viaje y sobre los viajes de Corto Maltés y sus muchos hermanos y amigos.